El valor de los silencios en locución

silencios en locución

Las pausas, los silencios en locución son fundamental en cualquier proceso comunicativo. En una famosa película española titulada Arrebato (Iván Zulueta, 1979), el protagonista, director de cine, conocía a un curioso personaje. Éste le preguntaba nada más verlo: «¿Tú sabes lo que hay que hacer con la pausa?». Esa pregunta tan extraña revelaba al director (y al espectador sagaz), que quien la hacía algo sabía de comunicar.

A veces, hay que parar para poder seguir.

Dicho así, parece una obviedad. Pero os sorprendería saber cuántos profesionales lo pasan por alto. Muchas veces he tenido que grabar una locución con una duración determinada, por ejemplo treinta segundos. Y en ese tiempo no cabía todo el texto del guión. Ni siquiera hablando muy rápido. En un caso así, con el tiempo limitado, lo lógico es eliminar contenido, simplemente porque hay demasiado.

Tener que quitar cosas de nuestro mensaje nos duele. Creemos que vamos a comunicar menos si no decimos todo lo que habíamos pensado decir. Que estamos perdiendo algo al acortar.

Y surge intuitivamente la idea: «¿Y si quitamos los silencios?» Al fin y al cabo un silencio está vacío ¿no? No dice nada, está en blanco. Entonces, se puede quitar.

En realidad, el silencio, la pausa, es un elemento imprescindible para que cualquier mensaje sonoro llegue. Si se elimina, se puede estar destruyendo todo el proceso comunicativo. Existen varias razones para esto:

  1. Razón de capacidad: sobretodo, nuestro cerebro necesita respiros cuando escucha un mensaje verbal. La información no puede ser un flujo ininterrumpido de palabras porque en cierto momento nuestro procesador se desborda.
  2. Razón psicológica: la pausa, si es natural, genera empatía. Nosotros usamos la pausa al hablar. Y el efecto de una pausa medida por el ritmo de nuestro pensamiento le recuerda al oyente que quien le habla es una persona. No una empresa o un ordenador. Todo se vuelve más cercano. Y le entran ganas de seguir escuchando.
  3. Razón dramática: como nos enseñó el lenguaje musical, una pausa hace que el interés del oyente crezca. Cuántas melodías empiezan generando una tensión, hacen una breve pausa y nos hacen desear que llegue su resolución.
  4. Razón organizativa: se establecen divisiones en el contenido para expresarlo con una estructura lógica que lo haga inteligible.

Si hacemos pausas, silencios, vacíos en nuestro mensaje, es para que llegue. Y para que lo haga lo mejor posible.

Así que, aprovecha al máximo tu inversión protegiendo las pausas en tus mensajes. Respeta el ritmo natural del discurso y consigue que todos los oyentes se interesen en lo que les quieres decir.

Renunciar a cosas no es fácil en la vida. Pero siempre hay que hacerlo para lograr que aquellas con las que nos quedamos salgan bien. Algunas frases célebres que vienen a cuento:

«a veces hay que parar para poder seguir»

«calidad antes que cantidad»

«todo ha de cambiar para que todo siga igual«.

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