Un problema sin solución para los locutores

problema
-El problema

En este primer mensaje posvacacional quiero compartir una información potencialmente útil para guionistas, locutores y creativos. Tiene que ver con un problema al que nos enfrentamos a veces los locutores. Pocos lo conocen, pero ahí está. Se trata de una combinación de letras que es imposible de pronunciar.

Sin embargo, aparece cada cierto tiempo. Y no podemos decirla. Y tenemos que buscar soluciones que no lo son.

La combinación de letras es el de la s seguida de la r.

Desratización.

Los resultados.

Israel.

Desrealización.

Y muchas otras palabras, e incluso marcas comerciales, como Osram.

Haced la prueba. La s, que es la primera letra, la decimos bien. Pero la que sigue, la r, parece imposible de pronunciar sin haber hecho previamente una pausa.

¿Qué es lo que causa esta limitación en nuestra dicción? El hecho de que la lengua, que actúa contra el paladar en la s y la r no puede pasar de una a otra sin pausa, porque necesita cambiar de postura y de forma de acción.

¿Hay algo que podamos hacer al respecto?

Quizá la solución más fácil sería evitar, en la medida de lo posible, este tipo de frases en un guión.

Pero hay otras opciones.

-Las «soluciones»

En la mayoría de las escuelas de locución de España se utiliza la siguiente lógica: si es imposible decir la s y la r seguidas, lo único que cabe hacer es parar. Por lo tanto, si vas a decir Israel, dirías: «Is, Rael…», si vas a decir desratización dirías: «des, ratización…», y si vas a decir los resultados dirías «los, resultados…».

Como podréis comprobar, con las comas que he puesto para señalar la pausa, el resultado de esta técnica es muy poco natural. Pero así se hace. Y a veces tiene resultados terroríficos. Una cuña fresca, alegre y natural puede volverse forzada, extraña y ortopédica porque el locutor se pone a hacer pausas que no resultan espontáneas ni expresivas.

Llegado este punto, cabe preguntarse: ¿no sería mejor pronunciar mal la r y olvidarse del asunto? A fin de cuentas, siempre lo hacemos así en nuestra vida diaria, cuando nos vemos obligados a pronunciarla seguida de la s… Si lo hacemos con rapidez y sin detenernos mucho en la palabra, seguramente causaremos menos incomodidad en el oyente que si nos vamos parando para decir bien todas y cada una de las letras. Pensadlo: «Des-ratización…», «Is-rael…», «más-realista…», ¡es horrible!

¡Ojo! Quiero evitar que se me malinterprete: un locutor está obligado a pronunciar bien todo lo que sea humanamente pronunciable. No estoy haciendo apología de la mala dicción aquí. Sólo expongo dos posibles apaños para un problema sin solución.

Un problema sin solución para los locutores
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