Con mucha frecuencia me sorprendo cuando algunos clientes me dicen repetidamente: «¡Más rápido!».
Yo lo hago sin protestar, soy muy obediente 🙂
Pero es una tendencia que me inspira curiosidad.
Según he descubierto, hay dos razones para que exista.
-Razón del miedo
Por un lado, el miedo a que el oyente se aburra por la ausencia de novedad, y a que perdamos así su atención, hace que no queramos detenernos mucho. Si vamos rápido cambiamos con más frecuencia y parece imposible que el espectador tenga tiempo de distraerse.
Sin embargo, un veterano y prestigioso locutor, Elías Rodríguez, menciona en esta entrevista la importancia que en su carrera ha tenido la pausa. Según explica, la pausa mantiene el interés del espectador. Precisamente, parar le permite al locutor controlar la atención del oyente.
-Razón económica
La otra razón para la rapidez es transmitir la mayor cantidad de información posible en un tiempo limitado. Parece que así se aprovecha mejor la inversión. Comunicas el máximo posible en el tiempo dado.
Pero hay otra forma de verlo. Acabo de leer un resumen de un estudio de la Brown University sobre la comunicación verbal con algunas conclusiones interesantes. Una de ellas es que quien habla más rápido no comunica más que quien habla más despacio.
Según este estudio, por tanto, ir muy muy rápido no implica comunicar más. En todo caso, al espectador le llegará menos información por palabra.
¡Así pues, aprovechemos las pausas y busquemos la velocidad adecuada para cada locución! Gracias a ello nuestros mensajes llegarán de la mejor manera posible. Venderemos más y nuestra inversión será más rentable.
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