Desde que era muy pequeño quise ser locutor profesional y actor de doblaje. Me fascinaba el mundo audiovisual, empezando por el cine y siguiendo luego por la radio, la televisión y ahora Internet. Ese interés decidió desde muy pronto mi formación, por eso soy Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Francisco de Vitoria. Fueron cinco años en los que aprendí los fundamentos del cine, la televisión, la radio y la prensa escrita.
Al poco de obtener a licenciatura, busqué prácticas en radio como forma de acceder al mundo de los locutores profesionales. Un verano inolvidable en la cadena SER me produjo un primer contacto con el trabajo al que finalmente me dedicaría. De todo lo que aprendí entonces, una lección sobresalía por encima de las demás: locutar bien es muy difícil. Mi voz gustaba mucho, y en general la gente me felicitaba, pero yo estaba convencido de que era posible mejorar bastante mi calidad ante el micrófono.
Por eso me lancé a la búsqueda de la mejor formación de locución que pudiera encontrar en España. Las pesquisas duraron poco, porque toda la gente especializada en hablar para medios audiovisuales a la que consulté repetía sin cesar un solo nombre: Carlos Infante. He conocido a muchos buenos profesores y muchos buenos locutores a lo largo de mi vida. Pero Carlos es el único a quien considero un maestro en ambas cosas. Inicié así un camino de perfeccionamiento constante que espero no terminar nunca. Los locutores, como los músicos, no dejamos de mejorar.
-Primeros pasos profesionales
Años después de empezar a trabajar con Carlos, algunos antiguos profesores míos me dieron mis primeras oportunidades profesionales. Fue así como participé en los documentales Casals, la música por la paz y China en la maleta, emitidos en Los imprescindibles de la 2, de Televisión Española.
Poco tiempo después, comencé unas nuevas prácticas radiofónicas en Onda Cero, que me llevaron a ser contratado como redactor y locutor en una cabecera regional. Pasé más de un año contando ante el micrófono las noticias de Mérida y de Extremadura, haciendo entrevistas y realizando mis primeros trabajos en publicidad, a través de cuñas para diversos anunciantes.
La satisfacción que me producía el realizar a diario un trabajo útil (confirmado por el feedback de los oyentes a través del teléfono y de Internet), se veía algo empañada por el hecho de haber tenido que renunciar a asistir a las clases de locución para poder trabajar. Yo no quería estancarme en un puesto de trabajo fijo que desembocase en la rutina. Por eso, tomando una de las decisiones más arriesgadas de mi vida, decidí renunciar a un trabajo fijo y poner en pie mi negocio como locutor freelance. Eso me permitió, además, ampliar mi formación con la asistencia a clases de doblaje y de dirección de actores.
El paso de los años ha demostrado que mi decisión fue la correcta. Mi cartera de clientes habituales ha ido creciendo, también mi experiencia y mi control técnico (gracias a la enorme suerte de poder continuar formándome). Mi especialización son los vídeos corporativos, pero la bandeja de entrada de mi correo electrónico recibe diferentes encargos cada semana que me ponen ante nuevos desafíos. Podéis ver algunas muestras de mi trabajo haciendo clic en DEMOS.
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